Por: Bióloga. Mariana Nuñez

Revisó: Dr. Antonio Arista

La obesidad es un preocupante problema de salud pública que sigue creciendo y no parece tener pronta solución. La Organización Mundial de la Salud ha estimado que en los últimos 40 años, la prevalencia de obesidad se triplicó y en el 2016 más de 650 millones de personas en todo el mundo, incluidos los niños, eran obesos.

 

El aumento del peso corporal está asociado con el desarrollo de varias enfermedades crónico degenerativas graves, como son las enfermedades cardiovasculares, diabetes mellitus tipo 2, trastornos musculoesqueléticos y varios tipos de cáncer. Cada año, 28 millones de personas en todo el mundo mueren a causa de los problemas de salud relacionados con el sobrepeso o la obesidad.

 

El desequilibrio entre consumo y gasto de energía en individuos genéticamente susceptibles se considera la causa más importante del desarrollo de la obesidad.  Los factores ambientales y de estilo de vida, como el aumento de la ingesta de alimentos ricos en grasas, azucar o carbohidratos y la reducción de la actividad física, son condiciones que favorecen el sobrepeso y obesidad.

 

Varios estudios han demostrado que la modificación de la composición en las comunidades microbianas del intestino puede estar asociado con aumento del peso y el índice de masa corporal (IMC). La microbiota intestinal consta de millones de organismos que tienen funciones específicas en el metabolismo de nutrientes. Asimismo, ayudan al mantenimiento del intestino, la inmunomodulación y brindan protección contra patógenos.

 

Se ha observado que las personas con sobrepeso u obesidad tienen una composicion microbiana diferente a la de las personas delgadas. Fontané y cols. (2018) han establecido que la microbiota intestinal tiene un papel determinante en el control del peso corporal, aun cuando no está claro cuál es el perfil de microbiota que se atribuye a la obesidad, en modelos animales parece relacionarse con una mayor proporción de Firmicutes, en detrimento de Bacteroidetes. Entre otros factores implicados están la diversidad de la microbiota intestinal o sus cambios funcionales. Los probióticos afectan directamente la microbiota intestinal, modulando su composición y, o funcionalidad. Numerosos estudios han evaluado el impacto de los probióticos en la obesidad, pues pueden tener un potencial efecto benéfico, sin embargo, es preciso esclarecer qué probióticos deben recomendarse, en qué dosis y durante cuánto tiempo.

 

Los probióticos pueden restablecer el equilibrio de la flora intestinal y su correcto funcionamiento lo que puede producir diversos beneficios como bajar de peso.

 

Son solamente unas cuantas cepas probióticas las que ayudan a regular el peso corporal. Los probióticos que han demostrado tener un posible efecto sobre la pérdida de peso pertenecen principalmente a los géneros Lactobacillus y Bifidobacterium; entre los cuales podemos mencionar a Lactobacillus gasseri LG2055, Lactobacillus rhamnosus, Lactobacillus fermentum y Lactobacillus amylovorus, estos últimos dos han demostrado reducir la grasa de la masa corporal (Omar y cols. 2013).

 

Consulte a su médico, el sabrá recomendarle el mejor probiótico para usted.

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